El turbocompresor es una pieza que fascina por su capacidad de transformar el rendimiento de un motor, dándole una potencia que, sin esta pieza, sería impensable. Sin embargo, también es una de las partes más delicadas del sistema, y cuando empieza a fallar, a menudo surgen las preguntas: ¿es posible repararlo o será necesario reemplazarlo? A estas preguntas, y otras parecidas, intentamos responder en este nuevo artículo de Diésel Inyección Milladoiro, su taller mecánico en Santiago de Compostela.
Las principales causas de fallos en el turbo
Antes de entrar en los casos donde la reparación no es viable, vale la pena entender por qué suelen fallar el turbo de un coche. Una causa común es la falta de lubricación: el turbo, trabajando a altas velocidades y temperaturas, necesita un flujo constante de aceite de buena calidad para proteger sus partes internas. Cuando ese aceite es insuficiente o está contaminado, los cojinetes y el eje del turbo sufren un desgaste prematuro.
Por otro lado, factores como el sobrecalentamiento, la obstrucción por partículas de carbonilla y la ingestión de objetos extraños pueden deteriorar el turbo. Todos estos problemas desgastan las piezas y, en algunos casos, acaban generando averías difíciles de solucionar.
Situaciones que no permiten reparar el turbo del coche
No todos los fallos del turbo se pueden resolver con una reparación. Existen daños que, por su naturaleza, hacen que cualquier intento de arreglo por parte de nuestros mecánicos en Santiago sea incluso imposible. Estos son algunos de ellos:
Daños estructurales graves
Cuando el eje o la carcasa del turbo presenta roturas severas, la estructura queda comprometida y el turbo pierde su integridad. Estas fracturas profundas hacen que el turbo ya no pueda funcionar de forma segura ni eficiente.
Desgaste avanzado en varias piezas
En un turbo con desgaste excesivo en diversos componentes, no basta con reemplazar una sola pieza. En estos casos, el deterioro es tan extenso que sería necesario sustituir muchas partes, resultando más costoso que adquirir un turbo nuevo.
Contaminación por metales en el aceite
Si el aceite que llega al turbo está contaminado con partículas metálicas, éstas pueden dañar las superficies internas del compresor de forma irreparable. Esos metales actúan como abrasivos, creando surcos y debilitando las partes más sensibles del turbo.
Corrosión severa
La oxidación avanzada, en especial en ambientes de alta humedad o en vehículos cercanos a zonas costeras, puede destruir las piezas internas. La corrosión no solo reduce la eficiencia del turbo, sino que compromete su seguridad, dejándolo en condiciones que no permiten una reparación de garantías.
Atasco del turbo de geometría variable
En turbos con geometría variable, el mecanismo que ajusta el flujo de aire puede quedar bloqueado por acumulación de residuos. Cuando esto sucede y el atasco es grave, es extremadamente complicado liberar el mecanismo sin riesgo de daños permanentes.
¿Cómo saber si es factible reparar el turbo de su coche?
La respuesta a esta pregunta ya se la puede imaginar: tiene que confiar en mecánicos con experiencia. Si el turbo de su coche le está dando problemas y necesita una reparación, llámenos; en Diésel Inyección Milladoiro le daremos la mejor solución en nuestro taller mecánico en Santiago de Compostela.